Hablamos con Marisol, ella nos cuenta como fueron los primeros pasos para empezar de nuevo.
Marisol Orozco. Tiene 48 años de edad, es microempresaria participante del programa Fondo Rotatorio de la Confraternidad Carcelaria de Colombia. Hace varios años atrás tuvo una empresa y debido a situaciones adversas de la vida atravesó una quiebra económica y lo perdió todo.
Después de pasar varios años privada de la libertad y perderlo todo, casa, carro, finca, con dos hijos menores de edad y el mayor graduándose de bachiller, su esposo incapacitado laboralmente por problemas de salud; Marisol tuvo la capacidad de sobreponerse a las dificultades.
Con el microcrédito otorgado por el Fondo, ella y su hijo empezaron vendiendo Sanduches y postres en los negocios de la ciudad, puerta a puerta, luego su hijo estudio gastronomía y decidieron fabricar tortas caseras y las ofrecían en las tiendas de café; en una de estas tiendas conoció a una mujer que le gusto mucho el producto y le propuso hacer una sociedad.
¿Cómo ha superado los momentos difíciles en su vida?
–Para sobreponerme en los momentos adversos de la vida ha sido fundamental la ayuda de Dios y la de mi familia que me han estado acompañando en todo momento para superar las diversas crisis.
¿Ahora que ya tiene el punto de venta, que sigue cómo microempresaria?
-Seguir fortaleciendo la micro empresa para que sea reconocida en el sector como una repostería de excelente calidad en sus productos, y además de eso, ofrecer empleo.
¿Qué mensaje tiene para las mujeres que han vivido situaciones parecidas a las suyas?
-Que crean en ellas mismas, en sus fortalezas, que tengan mucha disciplina, perseverancia y constancia en lo que vayan hacer, porque no es fácil, pero sí es posible.
¿Que significa para usted la visita de los donantes suecos a su unidad productiva?
Para mí es algo muy positivo y significativo en mi vida personal, laboral y familiar, porque es una muestra de que creen en mí. Esto me lleva a seguir luchando para cumplir mis sueños.
Palabras de ANDERS HAGSTÖM vicepresidente de la Fundación Ancla patrocinador principal de nuestro programa.
¿Qué concepto tiene del apoyo que la fundación Ancla hace al Fondo Rotatorio?
“Sé que la junta de Ancla siempre habla de cómo desarrollar el programa, nosotros como fundación apoyamos el individuo, el grupo de la familia y la sociedad; creo que el Fondo Rotatorio es una buena herramienta en el proceso.
La ayuda humanitaria puede ser asistencialista, limita a la persona en su desarrollo personal y le impide trabajar, pero este programa ayuda a la microempresaria a ayudarse en su desarrollo familiar, lo contrario al asistencialismo, a demás le ayuda a sacar el potencial a las mujeres”.
Fantástico lo de Marisol, es emocionante y da mucha alegría ver que una inversión pequeña, puede ayudar a cambiar la vida, y ver cómo la familia sigue unida en la dificultad…, esto me hace feliz, este ejemplo lo llevamos a Suecia, porque esto ayuda a que otros sigan ayudando proyectos como estos”
Palabras de un donante y amigo de la Fundación Ancla, UIZ OREEST
¿Cómo le parece la inversión económica que se hace en el Fondo y lo que está pasando en la vida de las microempresarias?
“Es maravilloso cuando pienso en el fondo… pienso en Amparo con su proyecto de Lavadoras y en el Restaurante de Marisol, una mujer feliz por lo que ha logrado, con muchas emociones, lo cual, me hace feliz”
¿Cómo impacta su apoyo a las comunidades?
Significa que las mamas tienen trabajo en casa, ellas pueden acompañar el desarrollo de sus hijos, asegurar que van a la escuela. Me parece muy bueno lo que hace el Fondo.
Hoy Marisol tiene su propio negocio donde trabaja toda la familia, ella se dedica a la parte comercial, está haciendo un buen trabajo en equipo con su socia y se siente muy feliz porque ya está cumpliendo su sueño, lo cual, es una muestra viva de que los sueños se cumplen a pesar de las circunstancias dolorosas que pasen en la vida.
Para la Confraternidad Carcelaria de Colombia, la experiencia con Marisol es un ejemplo de resiliencia, que nos confirma que nuestro trabajo no es en vano y que vale la pena invertir en las comunidades que se encuentran en situación carcelaria o de vulnerabilidad.
Agradecemos a nuestros donantes suecos por su apoyo incondicional, por creer en nosotros y por agotar esfuerzos, al gestionar los recursos, sin los cuales, no sería posible ayudar a tantas familias como la de Marisol.
Dado en Medellín a finales de febrero de 2019
Por: ANA LETICIA CUESTA PALACIO
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